No tapes más tu boca.
No cierres más tus labios.
No llenes tu vida de palabras mudas.
No silencies más tus sentimientos.
No te conviertas en tu propio verdugo.
Hay palabras que hacen falta ser
dichas, hay sentimientos que necesitan
ser compartidos. Todo aquello que callas, crece en tu interior.
Ya
sean palabras de amor o de amargura, generarán pensamientos
repetitivos,
conversaciones internas inacabables, sentimientos
contradictorios, malos
entendidos, incomprensión de nuestras actitudes
por parte de los otros,… Todos estos, son los síntomas del silencio.
Invierte tu energía en permitir que tus palabras cojan forma de sílabas,
fonemas completos, que muestren todo aquello que aparece en tu
interior.
Sé
sincero contigo mismo y con los otros. No sigas callado. Los silencios
impiden que la vida fluya.
¿Cuántas conversaciones tienes pendientes
en este momento de tu vida?
Baldi Figueras *
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